Género y Empleo: incidencia de los estereotipos y roles de género en la excedencia por cuidado de hijos en la Comunidad de Madrid

Foto de Kampus Production (Pexels)

Analizar cómo se manifiestan las cuestiones de género en un ámbito tan importante, que articula y define una sociedad como es el empleo es fundamental para conseguir alcanzar la igualdad  entre mujeres hombres. Y en este espacio vamos a intentar ver qué ocurre concretamente con las excedencias por cuidado de hijas o hijos.

En 2023, según los datos que nos ofrece el Instituto de las Mujeres, el 84,6% de las excedencias por cuidado de hijos en la Comunidad de Madrid son concedidas a mujeres (algo por debajo de la media nacional, que se sitúa en el 86,91%). Ahora trataremos de encontrar las causas de que haya una diferencia tan abismal entre hombres y mujeres, pero antes de nada, he de decir que hay un atisbo de esperanza ya que en 2013 el porcentaje era del 93,07. 

El avance es real pero demasiado lento y debemos llevar a cabo muchas más acciones de concienciación para que estas estadísticas mejoren dramáticamente y los hombres adopten un rol tan activo como la mujer en el cuidado de hijos o hijas.

¿Por qué sólo el 15,4% de los hombres solicita una excedencia por cuidado de hijos?

Profundicemos a través de una serie de ideas principales. La construcción social del género se articula a través de una serie de creencias, pensamientos, rasgos y conductas que desde una gran cantidad de ámbitos (familia, amigos, educación, instituciones, etc.) actúan como agentes de socialización y nos sirven para "diferenciar" a mujeres y hombres. Esto favorece la desigualdad, ya que atribuyen a aquellas actividades y rasgos masculinos un mayor valor.

La desigualdad resulta muy notoria en el ámbito profesional, pues a partir de los 30-35 años cuando se produce un mayor pico de natalidad, las mujeres debido a ese reparto tan desigual en las responsabilidades familiares, sufren en su desarrollo profesional, ocupando menos puestos directivos en grandes empresas, y no solo eso, sino que en el rango de edad de 25-49 años se puede observar que la tasa de empleo es menor en mujeres con hijos que en mujeres sin hijos. Sin embargo, los hombres con hijos, en ese mismo intervalo de edades, tienen una tasa de empleo mayor que los hombres sin hijos.

¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Aquí es donde entran en juego los estereotipos y roles de género que desde una temprana edad a través de los procesos de socialización van haciéndose más y más fuertes. Y tengamos en cuenta que las niñas y niños a esa edad están forjando su personalidad, por lo que luego es más difícil eliminar esos sesgos.

A las niñas se les asignan cualidades como estar siempre sonriente y feliz, ser amable, ser emocional, ser sensible, presumida. Por el contrario, a los niños se les asignan cualidades como ser aventurero, fuerte, enérgico, activo.

De ahí podemos deducir los roles que se les atribuyen a las niñas: papel "pasivo", enfocado al cuidado de otr@s, al espacio doméstico. Y los niños todo lo contrario: papel "activo", explorar el espacio público, ser dominante, tomar acción.

Como podemos observar, ya desde la infancia se crean unos prejuicios que poco a poco se van asentando y si no tomamos consciencia de ellos, nos acaba llevando a datos como el que un 84,6% de las excedencias por cuidado de hijos con ocupados por mujeres.

La solución a este grave problema deber ser abordada de forma integral y multidisciplinar. Se debe poner foco en la educación, en el lenguaje, en los materiales escolares, en los juguetes y en la responsabilidad de los medios de comunicación. 

Tratemos por igual a tod@s los niñ@s. Usemos el mismo lenguaje para dirigirnos a ell@s, dejemos que expresen su esencia, que sean libres. Usemos los mismos colores, los mismos juguetes. Y para ello, debemos liberarnos de todos esos prejuicios y estereotipos/roles de género.

Hay que hacer un esfuerzo grande y tomar conciencia de lo que vemos día a día. Ponernos más a menudo unas gafas violeta para que veamos claramente la desigualdad que existe y el camino que queda por recorrer.